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domingo, 8 de abril de 2018

Las Lágrimas de Sasha - Capítulo Nueve

Cuando Sasha llegó a la habitación se encontró allí a Esmeralda, sentada al borde de la cama, leyendo el cuaderno de Christina.
Levanto la mirada y observó a Sasha, luego volvió a bajar la vista otra vez al libro para finalmente mirar fijamente a Sasha.

—No, Sasha… Ni se te ocurra.
—Es nuestra oportunidad Esme…
—Es muy peligroso…
—Lo se… ¿Pero qué vamos a estar toda la vida encerradas aquí como animales? ¡Nos merecemos más!
—¡Si te escapas te mataran! Te mereces estar viva ¿no? Sea como sea, ¿o preferirías estar muerta?

Sasha guardo silencio y miró fijamente a su amigo, acercándose lentamente y arrebatándole el cuaderno bruscamente de las manos.

—Esme. Te lo voy a preguntar solo una vez… ¿Estás conmigo?
—No Sasha… esta vez no… No quiero que me maten, ni quiero que te maten a ti.
—Mejor morir libre que vivir enjaulada. Pero, no quiero irme sin ti Esme… Eres mi mejor amiga.
—Siempre has sido una chica miedosa Sasha… Desde que te conozco… —Esmeralda se levantó y la abrazó con ternura— Como has crecido… ¿Cuándo esta gatita asustada se transformó en toda una valiente leona?
—Entonces… vendrás conmigo, ¿verdad?
—No Sasha, no. No voy a ir contigo… Alguien tiene que quedarse aquí para cubrirte las espaldas…— dijo finalmente sonriendo.

Sasha lloro, abrazada a su amiga. Mitad hombre, mitad mujer. Pero con el corazón el doble de grande que cualquier otra persona. Sabía de sobra que no podía hacerle cambiar de opinión, pero una vez fuera hundiría a aquella mafia y salvaría a Esmeralda y a todas las chicas.
Puede que incluso le diera una oportunidad a David. La muerte de Christina no sería en vano, debía honrar su memoria llevando a cabo su plan.
Se dirigió a su cuarto dispuesta a estudiar cada palabra de aquel cuaderno, iba a escaparse de allí. Iba a ser.
“Lunes.
07:23 a.m.
Paso libre, cambio de turno. Giovanni se encuentra en el despacho.
Martes.
No hay paso libre.
Miércoles.
No hay paso libre.
Jueves.
06:52 a.m.
Paso libre, cambio de turno. Giovanni se encuentra en el despacho.
Viernes.
No hay paso libre
Sábado.
No hay paso libre.
Domingo.
06:58 a.m.
Acceso complicado, cambio de turno. Apenas treinta segundos, muchas veces coinciden las parejas de guardias en el cambio de turno y no hay acceso libre.
Giovanni nunca esta los domingos, una vez dentro acceso libre absoluto.
Plan A:
Lunes o jueves. Provocar un incendio de grandes dimensiones, en la parte baja del local justo a la hora del cambio de turno. Giovanni saldrá del despacho, paso libre para coger los papeles y escapar.
Inconveniente:
Necesito ayuda. Alguien que provoque el incendio y encienda la alarma de incendios a la hora acordada.

Plan B:
Domingo. Entrar si el cambio de turno lo permite, coger los papeles y escapar por la ventana.
Inconveniente:
Es poco probable que no coincidan los guardias en el cambio de turno, una vez entro el mínimo ruido llamaría su atención y entrarían.”
Al pie de la página donde estaba escrito todo eso estaba escrito el nombre de Sasha. Christina pensaba pedirle ayuda para escapar.
El resto de los apuntes del cuaderno eran horarios, probablemente de turnos, y mapas del local.
Y al final del cuaderno había dos páginas casi pegadas, las despegó y descubrió unos planos detallados de cómo hacer una bomba casera con productos de limpieza, una olla a presión, basura metálica y cristales a modo de metralla y un despertador como detonador. Sasha arrancó esta página y se la guardó en el sujetador.
Hacer la bomba casera sería complicado, pero los materiales no eran difíciles de conseguir. Debía asegurarse que nadie más veía esa página
Sasha se decidió por hacer una mezcla de los dos planes. Y tras coger los papeles volar por los aires el despacho de Giovanni. Los destrozos debían ser numerosos, causar conmoción y desorientar al personal.
Sabía que podía contar con Esmeralda y eso no le preocupaba. Pero, ¿cómo escapar del despacho una vez comenzase el incendio? ¿Podía saltar por la ventana? Eran tres plantas, se mataría o se rompería las piernas como mínimo. Podía usar una cuerda pero perdería un tiempo muy valioso que necesitaría luego para huir corriendo de aquel lugar.
Si tan solo pudiera confiar en alguien que la sacase de allí en algún vehículo…
Sasha pensó en David, pero dudaba que fuese capaz de hacer algo así. Él era un cobarde, como era ella antes de convertirse en una leona.
Miró la tarjeta que le dio David hace ya tiempo, pensó que podía al menos intentarlo y contarle el plan.
Bajo corriendo al bar, el único lugar de todo el local donde podía encontrar un teléfono. Llamó a David, no podía tardar mucho, si los gorilas de Giovanni se fijaban en ella le harían muchas preguntas.
El teléfono sonó varias veces antes de que alguien lo descolgase.
—¿Hola? ¿David?
—Si… ¿Sasha?
—Sí, sí. Necesito que vengas mañana, es muy urgente. Pide una hora conmigo. Mañana a las nueve. No me falles. –y colgó
Sasha estaba muy nerviosa, en cualquier momento podrían sospechar algo, estaba en tensión en todo momento.
Pensó en contárselo a Jack, para que le ayudase. Pero era mejor evitarle, él trabajaba para Giovanni, él era el enemigo.
Al día siguiente, David fue puntual. Y a las nueve estaban sentados en la cama de ella.
Sasha le explicó todo el plan para escaparse a David.

—…y por eso necesito que me ayudes.
—Pero yo no tengo coche, ni moto ni nada parecido…
—¿Pero sabes conducir verdad?
—Si…
—Alquila un coche, te prometo que te compensare con creces si me ayudas. Si me escapo de aquí yo…
—Vale Sasha… Lo hare por ti.
—Muchas gracias… ¿Y podrías traerme algo de ropa decente? Solo tengo modelitos y así no puedo pasar desapercibida…
—Si claro, buscaré algo.
dijo sonriéndole
—Muchas gracias de verdad… —a Sasha aquella sonrisa le dio un vuelco al corazón, y sintió algo que jamás había sentido, ruborizándose.

El resto de la hora Sasha le contó todas las cosas que le gustaría hacer lejos de allí, tratando de no pensar en lo que había sentido hace un momento.
A él le apetecía algo más que hablar, y Sasha lo notaba.
Podría haberlo hecho, podría haber hecho lo que siempre hace.
Pero luego tendría que limpiarse compulsivamente por sentirse sucia.
Se sentía algo culpable, notaba que David sentía algo intenso por ella. Y ella empezaba a sentir algo intenso también por él, algo más que amistad.
Se estaba empezando a forjar el amor entre ellos dos sin que ninguno se diese cuenta, quizás un invisible hilo rojo les unía atado a sus meñiques, pero ellos no lo veían.
De haberse conocido en otras circunstancias quizás el físico de David no le hubiera importado a Sasha, quizás hubieran podido ser felices como una pareja más.
Caminar agarrados de la mano mirando puestos en el paseo marítimo bajo las estrellas.
Bañándose juntos en las frías aguas de la playa de aquella ciudad.
Siendo simplemente felices.

—Sabes David… creo…
—¿Qué crees?
—No nada, no es nada… —Sasha se ruborizó pero David no alcanzaba a comprender la situación.
—Sasha, eres la persona más enigmática y extraña que jamás he conocido…
—¿Eso es un cumplido?
—Si… puede ser –dijo David sonriéndole
—Pues tú eres el hombre más inocente que nunca he conocido… Y también eres raro…

Ambos rieron, disfrutando de aquel momento único que, de salir mal la huida de Sasha, no se volvería a repetir.
Pero ellos no pensaban en eso, ellos simplemente disfrutaban del momento.
Ellos eran felices.

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